MIQUEL MARTÍ I POL: VEINTISIETE POEMAS EN TRES TIEMPOS Nadia Contreras Sucedió una tarde en que caminaba entre los estantes de la librería con la esperanza de encontrar un buen título. Y con bueno me refiero no propiamente a los bestseller que han invadido el mercado literario. Me refiero a aquellos libros que permanecen ocultos y que por estrategias de venta, éstos han aprendido a sobrevivir la indiferencia de los compradores. Fue así que encontré Veintisiete poemas en tres tiempos (Ed. Umbral. México, 2004), del escritor catalán Miquel Martí i Pol (Roda de Ter, Catalunya, 1929-2003). Decidí comprarlo y mi mayor sorpresa fue una poesía descarnada, sin mayores preámbulos que un lenguaje directo, sencillo y sufrido al mismo tiempo. En sus poemas el sentimiento es claro como el agua. No hay medios tonos. Al dolor se le llama dolor y eso basta. Veintisiete poemas en tres tiempos, es un libro para leer de golpe, sin interrupciones. Acaso sólo una: la de dar vuelta a la página. Lejos del abstraccionismo en la que cae la poesía actual, Miquel Martí i Pol, abre nuevas puertas a la claridad de la existencia y al dolor físico. Escrito, entre 1970 y 1971, junto con otros dos libros más (La Fàbrica y Llibre sense títol), la crisis de la vida se manifiesta desde el primer poema: “Mírame bien, soy el otro. Cojo de ambos pies, huraño y solitario. De ninguna parte vengo y escribo para sobrevivir.” Compuesto en tres partes (el mundo exterior, el amor y el yo lírico) aunque no materialmente divididas, este libro, queda lejos de ser una catarsis o un himno a la autocompasión. El poeta se reconoce en la voz de sus antepasados, en la voz de su origen: “Esto nos viene de antiguo: del tatarabuelo, quizá, que desyerbaba las tierras de otro con herramientas primitivas, o de la abuela, que hacía de criada y llamaba “doña” a su patrona.” Va a disfrutar, también, de las noches y su silencio, del fondo de la mirada y de la fuerza del agua. El amor, es la oportunidad para liberarse de esa vida que todo lo deforma, que golpea con engaño. Saborear el silencio es una muy discreta forma de amar, dirá, en esa satisfacción que lo nutre: “Surgió de la niebla ¿Nos la restituyó algún diosecillo benevolente o, tal vez, el aliento profundo y secreto de la tierra? Mira las calles, qué limpias a esta hora. Todo es propicio y bello, y un perro que pasa tiene los ojos tan claros como dos gotas de agua.” El hambre, las guerras, el poder de unos y la pobreza de las mayorías, el afán necio de acallar las protestas, las injusticias, las violaciones, son también sus temas. El libro termina con un poema maravilloso que gira en torno a este comentario y muy a la manera en que Galileo Galilei respondió a sus verdugos: “E pur si muove": Y sin embargo (la Tierra) se mueve (alrededor del Sol): “Este rumor que se oye no es de pensamientos. Han sido prohibidos para que no engendren la necesidad de hablar y sobrevenga, inevitable, la catástrofe. Y, en verdad, el rumor persiste.” Cortesía de la autora desde Torreón, Coahuila para RazonEs de Ser |
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Miquel Martí i Pol: 27 poemas en 3 tiempos
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