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Te invitamos a leer el prólogo de "El Aniversario" - de Matty Emm

El Aniversario
de Matty Emm

Prólogo

Eran alrededor de las once y media de la noche cuando me senté en las escaleras a presenciar una nueva discusión entre mis padres, las cuales ya se habían vuelto rutina para nosotros. El dinero, las infidelidades, la soledad que sentía mi madre, la pesada carga horaria que tenía mi padre en el trabajo. Todo era motivo para pelear. El trataba de convencerla a ella de que todo era por nuestro bien, ella trataba de convencerlo a él con motivos fundados en ideas vacías. Mi padre nunca entendía la razón por la que mi madre le era infiel. Yo tampoco entendía mucho. A los diez años era difícil tratar de comprender a dos adultos discutiendo por cosas banales. Como si no fuera mejor que todos estuviéramos bien… otro vaso se rompió. Me tapé los oídos pero no dejé de contemplar aquella escena. Mi madre le arrojaba objetos por la cabeza a mi padre, lo sacudía, lo rasguñaba. El solamente se defendía un poco, pero jamás la golpeaba.


- ¡Basta Beatriz!- gritó- ¡Nuevamente estás haciendo problemas por nada!

- ¡No!- vociferó ella- ¡Para vos es muy fácil vivir pendiente de tu trabajo y olvidarte de tu familia y de lo despechada, frustrada, fracasada que puedo sentirme!

- No te comprendo…- musitó.

Hubo un intercambio de palabras que no logré escuchar, pues hablaban en susurro. Para ese momento yo estaba rezando para que me vieran a los pies de la escalera, como sucedía a veces, y entonces la discusión se detenía y yo podía sentir las caricias de mi padre sobre mi cabeza, diciéndome que todo iba a mejorar… mientras mi madre armaba un escándalo, gritando, llorando, en algunos de los cuartos de la casa en los que se encerraba a romper todo.

- ¡Es por tu culpa! ¡Fuiste vos quien me condenó a vivir este infierno!- le espetó ella.

- ¡Estás destruyendo todo lo que te rodea! ¡Ni por tu familia sos capaz de hacerte atender, de tratar de solucionar todos los males que habitan en esa cabeza podrida que tenés!- le contestó mi padre.

- ¡Solamente vos sos el culpable de que yo me esté muriendo en vida!

Mi padre salió de la casa dando un fuerte portazo. Supongo que ya estaba harto de oír los reclamos de mi madre. Durante unos minutos ella gritó, maldijo, rompió cuanto se hallaba a su alrededor y luego desapareció silenciosamente del living, dirigiéndose hacia la cocina. Oí la puerta que se cerraba violentamente. Ella estaba ahora en el jardín. No. En el garaje. Me quedé allí sentado, esperando que alguien viniera a buscarme, que alguien apareciera para jugar o para abrazarme. Pero nada. Al cabo de unos segundos volvió mi madre. Por primera vez en toda la noche le vi el rostro, cubierto de lágrimas y desencajado por la furia. En sus manos tenía algo que presionaba contra su pecho. Por las sombras no lograba distinguir de qué se trataba. Me miró. Al fin notó mi presencia. Sonrió despectivamente. Alzó las manos y dejó caer sobre ella el contenido del objeto que sostenía. Un olor pestilente a combustible impregnó el ambiente. Me quedé estático, esperando ver qué seguía. Tomó un encendedor y volvió a mirarme.

- El fuego quemará todas mis penas. Al fin dejaré de sufrir. Quien sufre, debe morir, y así se le evita que se le desgarre el alma de pena- me dijo.

Las llamas comenzaron a tomar su cuerpo. Sus gritos eran espeluznantes. Se movía desesperadamente para todos lados, como si buscara algo que pudiera rescatarla. Pero ya era demasiado tarde. El fuego estaba consumiendo su cuerpo.

Comentarios sobre un libro sin fin - Roa Bastos: Yo El Supremo

Imagen cortesía de ABC Color - Asunción - Paraguay

Cuando Augusto Roa Bastos empezó a escribir Yo El Supremo, tenía pleno conocimiento de la clase de historia literaria que propondría al habla castellana.

Desafiaría la paciencia del lector, aun el más versado sobre temas que llevan los pensamientos a un grado de conciencia suprema y de esfuerzo intelectual.
Echaría a andar una silenciosa maquinaria lingüística dentro de una complejidad nunca superada hasta la fecha.
El lenguaje de su obra es denso y deseoso de sí mismo, pues busca el sentido absoluto del Arte.

Venir a contar la historia del dictador Gaspar Rodríguez de Francia con una expresión escrita harto meticulosa, donde no hay cabida para la posibilidad del error, habrá sido una empresa ardua, obviamente, para su autor.
En un lustro terminó la obra.
Y la obra es un surtidor de palabras que van deslizándose, desafiadoras de su propio destino, porque ellas tendrán la responsabilidad suprema de instalarse allí donde comienza la habilidad del lector para jugar con las más diversas expectativas literarias.

Hay lectores para Yo El Supremo. Me refiero a los perfeccionistas, los estudiosos, los que pretenden ver cómo emergen las situaciones dentro de un universo barroco, los que no se precipitan para sacar sus propias conclusiones, los que indagan con sentido crítico la sicología del pensamiento humano, los que saben interpretar las leyes por las que se rigen, en fin, las obras austeras.
El lector de Yo EL Supremo es también el lector de EL Quijote, La guerra y la paz, Crimen y castigo.

Me atrevería a decir que Yo El Supremo es, entre otras cosas, la historia del lenguaje.
Todas las proezas convergen en la obra, pues ha de saber el lector que es una verdadera hazaña ir remando contra las palabras inútiles, para buscar afanosamente solo las destinadas a cumplir con la misión de la totalidad literaria.

Es también, desde luego, la historia de Policarpo Patiño, el amanuense fiel que carga con la fidelidad que excede todo compromiso humano y se ve ante los ojos de la historia como necesariamente tiene que verse: un escribidor de los tiempos que corren.

Se han hecho varios estudios críticos sobre Yo el Supremo.
Toda obra grande necesita de gente que tienda una suerte de puente entre ella y el lector.
Ese puente puede ser valioso y determinante en la comprensión de Yo EL Supremo, si cumple con el propósito de ahondar en los puntos cardinales.

El libro que le valiera a Augusto Roa Bastos el Premio Cervantes de Literatura apareció en agosto de 1974.
Con una lucidez mental pocas veces vista, planteaba el escritor la forma de un lenguaje marcada por una estructura densa que habría de acompañar toda la obra.
Corría el año 1974.
En una reunión del Club del Libro Nº 1, cuya presidenta era Margarita Balansá de Ocampos, surgió la idea de solicitar a los escritores Ramiro Domínguez, Josefina Plá y Adriano Irala Burgos sus comentarios sobre Yo El Supremo. Nada podía ser más correcto e indicado, pues aquellas interpretaciones, muy doctas, habrían de conformar después un libro que apareció en 1975 y que ahora es reeditado por la editorial Servilibro.
Todo comentario o crítica sobre Yo EL Supremo es siempre útil. Pareciera que una opinión, una manera de ver, son los hijos indispensables de este coloso literario (casi tan grande como el Ulises, de Joyce) que despierta, aparte de admiración, la ocasión de un análisis.
Es difícil.
Es un conjunto de laboriosidad histórica y semántica.
A ratos se aproxima a la ciencia.

Como no es un texto sencillo, sobre el que se pueden expedir dos o tres críticas serias, y cerrar, quizás, el caso, Yo El Supremo, deseoso de explicaciones, trajina por la mente de los lectores, con su cargamento de alusiones a un mundo literario también supremo.

Tenía que haber sido el Dr. Gaspar Rodríguez de Francia, el dictador, el hombre que hasta este momento de la historia sigue despertando simpatías y antipatías entre los paraguayos, la figura elegida para “interpretar”, dentro de un posible paralelismo, la causa de la narración suprema de Augusto Roa Bastos.

Surge el texto, envolvente, a veces saturante, de un pasquín clavado en la puerta de la Catedral: “Ordeno que al acaecer mi muerte mi cadáver sea decapitado; la cabeza puesta en una pica por tres días en la plaza de la República”.
Qué comienzo tan arduo y trabajado como inesperado, aunque pleno de majestad literaria.
El destino ya está fijado de antemano.
No queda sino cumplir con las órdenes que marcan, estrictas, una sentencia compleja. ¿Por qué tendría el Dictador Supremo que “encarar”, después de su muerte, el castigo extremo de una decapitación? José Gaspar Rodríguez de Francia deseaba su propia mutilación. Ergo: se sabía, se reconocía culpable ante la historia del Paraguay.

Dice Josefina Plá: ”Yo El Supremo, así, se define como un libro clave. Clave para entender, desde el nivel del mito —es decir, de la verdad última, irreductible, como la perla química—a una figura también clave. Clave para desentrañar lo que en poesía — es decir, en verdad siempre por hacerse— yace en lo más hondo de este pueblo cuya mudez trata de compensar, en su tarea tremenda de rastreador de su propia alma, el Supremo”.

Es imposible abarcar desde el punto de vista crítico el libro. Y se dirá que tal circunstancia, tal imposibilidad, es a veces frecuente en las lecturas críticas que suelen hacerse en torno a muchas obras.
Puede ser.

Se expresa así el escritor y poeta Ramiro Domínguez: “Poniendo a un lado tales reparos, y tratando de ofrecer algunas pautas que eventualmente faciliten la aproximación al texto de ARB, comencemos por destacar en Yo El Supremo su desconcertante complejidad y virtuosismo literario, que sin lugar a dudas le hacen la cifra más cabal y consumada del itinerario poético de su autor, y acaso uno de los hitos señeros en la nueva narrativa de occidente”.
Ramiro Domínguez expresa, con la lucidez a la que nos tiene acostumbrados, cuanto sigue: “El primer tropiezo que se ofrece a la crítica surge al tratar de atribuirle un género en la acepción tradicional de las preceptivas, porque los más simples parámetros revelan la singular estructura del último texto de Roa Bastos, que mal podría clasificarse como novela, historia novelada o novela histórica”.

VAS A PARTIR. TE VAS. SIN VER

Vas a partir. Te vas. Sin ver
amanecer tras tu ventana.
Antes que, al nacer, su nueva luz evoque
la forma de otra luz desengañada.
Antes que alcance lividez, débil ceniza,
la pupila pálida del alba,
antes que ascienda desde lejos hacia ver lo que dejas
y salte estas barandas
y alcance el aroma, la vida donde moras,
ya deshabitada,
y mire tanto olvido, tanta espera vencida,
tanta vigilia venidera renunciada.

Que la mañana, al entrar, halle vacías
tu alcoba, tu memoria, tu palabra.
Tu alcoba, sí, este sitio
que era como un muelle donde venir a descansar
del agua amarga
y te ha visto vivir. La quieres desnudar, saberla
libre. Abandonarla
virgen de ti, de tu silencio,
tu sueño, tu nostalgia.

No dejas una lámpara, un papel,
un libro abierto, nada.
Nada que te recuerde o te reviva en alguien como
una sombra tuya que te aguarda.
Vas a partir antes del alba.

José María Gómez Sanjurjo

Delfina Acosta
Asunción del Paraguay
30 de Enero de 2011

La mentira y la poesía - De una obra de Oscar Wilde

"La decadencia de la mentira. Protesta".

Una de las principales causas del carácter singularmente vulgar de casi toda la literatura contemporánea es, indudablemente la decadencia de la mentira, considerada como arte, como ciencia y como placer social.

Los antiguos historiadores nos presentaban ficciones deliciosas en formas de hechos; el novelista moderno nos presenta hechos estúpidos a guisa de ficciones.

El libro azul se convierte rápidamente en su ideal, tanto por lo que se refiere al método como al estilo. Posee su fastidioso documento humano, su mísero coin de la création ( rincón de la creación), que él escudriña con su microscopio.

Se lo encuentra uno en la Biblioteca Nacional o en el Museo Británico, buscando con afanoso descaro su tema.

Ni siquiera tiene el valor de ideas apenas; con reiteración va directamente a la vida para todo, y, por último, entre las enciclopedias y su experiencia personal, fracasa miserablemente, después de bosquejar tipos copiados de su círculo familiar o de la lavandera semanal y de adquirir un lote importante de datos útiles de los que no puede librarse por completo, ni aun en sus momentos de máxima meditación.

Sería difícil calcular la extensión de los daños causados a la literatura por ese falso ideal de nuestra época.
Las gentes hablan con ligereza del "mentiroso nato" igual que del "poeta nato". Pero en ambos casos se equivocan.

La mentira y la poesía son artes -artes que, como observó Platón, no dejan de tener relaciones mutuas-, y que requieren el más atento estudio, el fervor más desinteresado.

Poseen, en efecto, su técnica, igual que las artes más materiales de la pintura y de la escritura tienen sus secretos sutiles de forma y de color, sus manipulaciones, sus métodos estudiados.

Así como se conoce al poeta por su bella musicalidad, de igual modo se reconoce al mentiroso en ricas articulaciones rítmicas, y en ningún caso la inspiración fortuita del momento podría bastar.

En esto, como en todo, la práctica debe preceder a la perfección.

Pero en nuestros días, cuando la moda de escribir versos se ha hecho demasiado corriente y debiera, en lo posible, ser refrenada, la moda de mentir ha caído en descrédito.

Más de un muchacho debuta en la vida con un don espontáneo de imaginación, que alentado y en un ambiente simpático y de igual índole, podría llegar a ser algo verdaderamente grande y maravilloso.

Pero por regla general, ese muchacho no llega a nada o adquiere costumbres indolentes de exactitud.


Oscar Wilde
en
La decadencia de la mentira

CAFÉ LITERARIO LUZ Y LUNA

Amigos poetas:

Me complazco en invitarles a participar del CAFÉ LITERARIO LUZ Y LUNA, retomamos este año el calendario mensual todos los últimos viernes de cada mes.
La participación como siempre consiste en enviarnos vuestras poesías, que serán leídas por los poetas locales y luego las publicamos en el blogspot http://www.librerialacultura.com.ar/.
Agradezco desde ya vuestra participación.

Un gran abrazo
WILLIAM BACCINO
LIBRERÍA LA CULTURA
REVISTA GENOMA DE LA CULTURA
EDICIONES LIBRERÍA LA CULTURA
SANTA FE 1496 - 2132-FUNES
ARGENTINA
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http://ferialibrodelmundo.blogspot.com/

Fa Claes - El universo desconocido



Fa Claes no es un poeta muy conocido por estos lares. Sucede que él vive en Brujas, Bélgica, y que sus obras están escritas en holandés. El idioma, que es ya en sí una cuestión cultural limitante, separa a los poetas unos de otros, dificultando la difusión de las obras.


Una nota de Delfina Acosta
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Entonces ocurre que a los vates americanos no se los lee en Europa, por ejemplo. Es más aún, en América del Sur, muchos escritores pasan por desconocidos totales en el resto del mundo, y en España, lo cual vuelve la situación de la poesía muy penosa.

Sin embargo, cuando el poeta tiene una obra de peso, nosotros, los que trabajamos en los medios de comunicación, debemos hacer lo posible para que su voz llegue a los lectores. En mi caso, es mi pretensión, acercar, arrimar al lector, a través de esta página, la obra Invierno, de Fa Claes, escrita en español.
Su poemario, que es una conquista de su intelecto inclinado a la reflexión, a la búsqueda permanente de la verdadera historia de las nimiedades y las epopeyas, fue traducido del holandés al habla hispana por el mismo autor, siendo el texto en español revisado por el poeta español Francisco Álvarez Velasco.
Inteligente, pensador consumado, hombre de un solo discurso, es natural que Fa Claes se dé a pensar en sus momentos de lucidez admirable en torno a las ideas que tienen relación con la presencia (¿inexplicable?) del hombre sobre la faz de la Tierra.
“¿Qué hace el hombre en la vida?”; esa es una de las interrogaciones supremas que se plantea a sí mismo, a través de sus versos intelectuales, Claes. Sí, el término intelectual le queda bien a su escritura donde se rechaza todo pensamiento que no suponga un desafío para la mente humana.
Él escribe que lo inmenso, o sea, aquello que está girando en el universo, y lo que vive maravillosa o monstruosamente a través de la naturaleza; es natural que se escape de nuestro entendimiento muy limitado. Y tiene razón.
No podemos tomar apunte del Planeta. ¿Por qué? Porque todo cuanto en él, para vicio del absurdo, intenta hacerse comprender, con fuerza incomprensible, se nos niega. Es decir, que se nos niega a los simples, a los comunes, a los seres de ideas llanas y movedizas.
Es grande el desafío del poemario Invierno.
Claro que Invierno se mantiene en pie por sus propios méritos, y esa sucesión de miradas escrutadoras, miradas que buscan alguna razón, alguna lógica, para comprender, aunque sea mínimamente, el sentido del universo tan hermoso como horrible.
El autor es un luchador que desafía también a los prejuicios.
Tantas cosas, tantas revelaciones que podrían significar un alimento natural para el alma, las dejamos pasar por alto, pues estamos metidos dentro de una caparazón de prejuicios. Es más, el miedo, muchas veces, a perder la paz interior, nos lleva a esquivar el planteamiento del drama del mundo y su interior tan absurdo como bello.
Fa pretende que cada individuo consiga averiguar si lo contrario de lo que afirma, tan resueltamente, no sería, acaso, la verdad.
Ciertamente, nadie es dueño de la verdad. No digo nada nuevo.
Pero él es dueño de un permanente pensamiento interrogatorio, y eso lo sitúa en un nivel de preferencia en relación con los demás. Sí que piensa y analiza y busca la faz de los elementos más escondidos el poeta de “Brujas”.
Esa ardua tarea de pensar alimenta las mejores brasas del espíritu del poeta, que es doctor en Lenguas Germánicas.
Cierto es que la filosofía es una parte, diría yo una costilla, de su ser.
Todo lo somete a la ley del pensamiento, Fa Claes. Y su pensamiento es un rastreador de la realidad, aun la más miserable o la que más hermosamente se presenta ante los ojos del ser humano.
Su concepto sobre la poesía es peculiar:
Sabemos que en el mundo hay las dos facetas: el lado de la belleza y la humanidad, y el lado de la negación de estos valores. Para mí, la poesía es el intento extremo para suplicar a los otros que se rindan ante la intensa grandeza de la belleza, de la humanidad. Por eso, una gran melancolía y un gran dolor se manifiestan en las obras maestras de poesía, a causa de la profunda súplica que expresan, sabiendo que su afán tiende a lo infinito, a lo imposible: la misión de construir o reconstruir el paraíso de la perfección.
El autor dirige el siguiente espacio:
http://home.euphonynet.be/literatuur/Invierno.htm

Diferencia

Vemos el sol girar alrededor de la tierra;
pero eso no es el caso,
giramos alrededor del sol.

Pensamos el espacio tal una gran caja vacía
en que brotamos y crecemos;
pero eso no es el caso:
el espacio crece.

Pensamos el tiempo tal una magnitud existente,
una regla graduada deslizándose
desde el mañana, cruzando el ahora hasta el ayer;
pero eso no es el caso:
el tiempo crece con el espacio espacio-tiempo.

Pensamos el mundo un universo invariable
que, inmóvil, se ha quedado estático
con todas sus bolitas esféricas en su precisa posición,
todo un árbol de Navidad, y no puede romperse nunca;
pero eso no es el caso:
todo torna y vuela y choca y estalla.

Pensamos a Dios un padre amable
que no deja que un gorrión se caiga del tejado,
un perfecto que crea perfecciones, un omnipotente
cuya omnipotencia se manifiesta en sus criaturas,
un existente que existe fuera de todo lo existente;
pero eso no es el caso:
un cubo esférico no puede existir.

Pensábamos que Rijmenam
era diferente,
pero eso no es el caso:
no porque no sea un océano,
no porque no sepa lo que es montaña,
no porque no sea una isla,
no porque no sea inhabitable,
no porque no sea polo,
no porque no sea ecuador;
pero sí porque son todos quarks
y todos leptones
desde todos los tiempos y antes de eso
en todo espacio y al lado de eso.

Amigos, somos.
pero quién sabe la diferencia.

Fa Claes
--
Delfina Acosta
Asunción del Paraguay
13 de Febrero de 2011

El club de las poetisas - Una nota de Delfina Acosta

En Venezuela, más precisamente en un lugar de ese país llamado Maracaibo, nació Emilia Marcano Quijada, voluntaria de la Fundación “José Félix Ribas”, de Maracaibo, un instituto que se especializa en erradicar la drogadependencia. Esta mujer, de rostro apacible, habría de inventar para sorpresa de los internautas el sitio llamado “El club de las poetisas”.

Hay sitios y sitios en internet. Y todos cumplen una función determinada. “El club de las poetisas” es un espacio gigantesco, abierto a la participación de aquellas mujeres de habla hispana que desean hacer conocer su realidad poética en el exterior. Escritoras y poetisas de diversos países de América y de España van dejando sus poemas, que son leídos y comentados con respeto por sus pares.

Preguntó una escritora, casi tímidamente, si podía acceder a “El club de las poetisas”. Y la respuesta no se hizo esperar: Pues claro que sí; ya estás”.

Para ser miembro de “El club de las poetisas” hay que –simplemente– estar motivada por un afán que nos lleve a colocar sobre la baldosa fría y arrugada de la Tierra un poco de sueños, otro poco de paciencia en esto de insistir en que la palabra libera al ser humano de la opresión, y una dosis de rebeldía contra todo el “paquete establecido” que quiere seguir atando a la mujer a un segundo plano, como si ella no ha demostrado ya suficientemente que los cielos y la Tierra y el amor son suyos por derecho.

Hay creaciones así, como las de Emilia Marcano Quijada, que todavía, o al menos, por el momento, no tienen un impacto histórico, pero que, con el transcurso del tiempo y la capacidad de expansión de la tecnología, atraerán sobre sí la atención de los escritores de todas las lenguas y también de los interesados en publicar libros.

Los versos que he hallado en el sitio son de buena calidad. Algunos son verdaderas revelaciones. Están movidos por un genio creativo que irá creciendo, desde luego, pues la idea que ilumina nuestras pupilas es ir sumando, cada día más.

Una palabra dicha porque nació rebelde, un soplo fresco o una tibieza que se amolda a las entrañas, un canto de alondra que sale sin siquiera haber amanecido de los labios, un vuelo ruidoso de libertad, unas ganas de abrirse a la boca amada, son, entre otras estrofas, los perfiles más marcados de este sitio. Hay tanta variedad. Y tantos estilos.

“El club de las poetisas” puede ser visitado también por los poetas que desean dejar una impresión sobre el sitio, por los curiosos interesados en conocer qué escribe la mujer de Bolivia, de Argentina, de Venezuela, de España, de Colombia, de Perú, de Uruguay, de Ecuador, de Chile, de Paraguay...

También se irán trayendo los versos de nuestras antecesoras: Alfonsina Storni, Delmira Agustini, Alejandra Pizarnik, Olga Orozco, Santa Teresa de Jesús, Dulce María Loinaz, Gabriela Mistral...

El lugar no está sino al servicio de hacer conocer mundialmente los versos de las escritoras de distintas partes del planeta.

Yo aplaudo esta genial iniciativa de la escritora Emilia Marcano Quijada. Sé que ella, como madre de la criatura, es ya una figura relevante dentro de las redes sociales.

Para mejorar el mundo no hace falta sino fuerza de voluntad. Para hacer historia dentro de la era de internet se debe concebir una idea que tenga un propósito noble. El mundo, tan egoísta, necesita de luz que caiga sobre quienes buscan hacer conocer sus poemas.

He aquí el link: http://www.facebook.com/pages/El-club-de-las-poetisas/121825824538126

Demonios en el Paraíso - Por Fernando Gamboa

Para que los que no me conozcan, me llamo Fernando Gamboa, y hace unos meses terminé una nueva novela de aventuras titulada GUINEA que en este mes de Octubre saldrá a la venta publicada por Ediciones El Andén.

El motivo de este mail, es mi deseo de compartir con la mayor cantidad de personas posibles, y no sólo con las que adquieran la novela, todo aquello que he averiguado en los meses de investigación previos a la redacción del libro. Lo que a continuación detallo, aunque pueda parecer exagerado o tendencioso (cuando no simplemente increíble), es rigurosamente cierto y puede ser contrastado por las fuentes que cito.
A muy pocos les debe sonar un pequeño país llamado Guinea Ecuatorial, aún menos sabrían dónde situarlo en un mapa de África, y serán contados los que recuerden que, hasta hace exactamente cuarenta años, los ecuatoguineanos eran tan ciudadanos españoles como un alicantino o un gaditano.
Por entonces, Guinea Ecuatorial era una provincia más de España enclavada en la costa Africana del Golfo de Guinea; 'La perla de África' la llamaban.
Hoy, cuatro decenios después de su independencia, bajo el yugo dictatorial de la familia Obiang Nguema y con el beneplácito de las grandes potencias cuyas empresas explotan sus campos de petróleo y expolian sus reservas madereras, Guinea Ecuatorial se ha convertido uno de los países más subdesarrollados y corruptos del mundo, y el pueblo ecuatoguineano en uno de los más aterrorizados a manos de su propio gobierno.
El actual presidente de Guinea Ecuatorial Teodoro Obiang Nguema, quien lleva 29 largos años en el poder tras ejecutar al anterior presidente (su propio tío, otro asesino), ha saqueado, robado y asesinado sistemáticamente hasta extremos inconcebibles, amasando una fortuna que lo convierte en uno de los hombres más ricos del planeta, en uno de los países más pobres de África. Aunque para ser exactos, no puede decirse que el país en sí sea pobre, pues alberga una de las mayores reservas petrolíferas del continente, cuyos beneficios de explotación reportan al régimen guineano miles de millones de euros. Lo que sucede, es que la familia Obiang se queda con ABSOLUTAMENTE TODO lo que pagan gobiernos y petroleras extranjeras (norteamericanas y chinas sobre todo) por los derechos de extracción. Pero aunque parezca mentira, la familia Obiang no se limita sólo a quedarse con esa ingente cantidad de dinero, sino que además se dedican a robar propiedades privadas (se han apoderado aproximadamente la mitad de los terrenos edificables del país, y no han pagado un céntimo por ellos), salarios (muchos trabajadores han de pagar a la familia del presidente gran parte de lo que ganan) o negocios de los guineanos no afines al gobierno o a la familia Obiang (que al fin y al cabo es lo mismo), cuya ignominia llega al punto de despojar impune y caprichosamente a sus empobrecidos compatriotas de cualquier bien que posean sin justificación alguna.
Teodoro Obiang y su clan gobiernan Guinea Ecuatorial como lo haría un esclavista con su hacienda. Para ellos, los ciudadanos guineanos son esclavos a su disposición, y el país una finca privada que saquear sin tener que dar cuentas a nadie.
A pesar del río de dinero que fluye desde este desdichado rincón de África, sus habitantes no disponen de servicios sanitarios, educación, seguridad o justicia. Por ejemplo, ante cualquier emergencia médica el Hospital de Malabo es la única opción de asistencia, pero eso sí, bajo ciertas condiciones como: pagar la estancia y el tratamiento por adelantado, y además, llevar todo lo necesario para dicha estancia y tratamiento (y con todo, me refiero a TODO: desde las jeringas o medicamentos necesarios, al colchón, las sábanas o la comida). Sin ir más lejos, cuando hace unos años estuve en Guinea, para realizarle a mi pareja un análisis de sangre el método de extracción consistió en hacerle un corte en la mano con un trozo de cristal.
Pero, por inaceptable que resulte, esto es sólo el principio, y ni mucho menos la peor parte.
Lo que convierte a Teodoro Obiang (conocido como 'El Jefe') y sus acólitos no sólo en ladrones, si no en peligrosos criminales, es la política de detenciones arbitrarias, encarcelamientos injustificados, torturas y asesinatos cometidos contra sus propios ciudadanos. Se calcula que durante su mandato, el actual gobierno guineano ha exterminado a nada menos que el 10% de la población del país, y una cantidad indeterminada ha desaparecido o se encuentra encarcelada ilegalmente y sin juicio previo.
Según el último informe de Amnistía Internacional, los detenidos por la policía y el ejército son torturados sistemáticamente con métodos tan brutales como mutilaciones, rotura de huesos, violaciones, descargas eléctricas en los genitales o, atención: clavar tenedores en la vagina de las detenidas...
Y para quien guste de datos e imparciales estadísticas, ahí van unas cuantas.
- Guinea Ecuatorial produce 400.000 barriles diarios de petróleo
- Exporta casi 1.000.000 de metros cúbicos de madera tropical al año.
- Su Renta per Cápita la sitúa en el número 38 del ranking mundial (por encima de Kuwait o Arabia Saudita)
- En cambio, en el Índice de Desarrollo Humano de la ONU ocupa el puesto 121.
- El 151 sobre 163 en corrupción, según Transparency International
- La esperanza de vida es de sólo 43,3 años, según Amnistía Internacional.
- La élite gobernante posee alrededor del 98% de la renta nacional
- El 80% de la población vive con menos de 20 euros al mes.
- El gobierno de Obiang ha convertido a Guinea Ecuatorial en el centro del tráfico de drogas de África Occidental.
- Teodoro Obiang ganó las últimas elecciones con un 99,5% de los votos. Los 13 partidos políticos autorizados, estaban formados por miembros del gobierno.
- En una reciente visita a Estados Unidos, la secretaria de estado Condoleezza Rice describió a Obiang como 'buen amigo'.
- En Julio de 2003, la radio estatal anunció que: 'El presidente es un dios que está en contacto permanente con el todopoderoso, y puede matar a cualquiera sin que nadie le pida cuentas y sin ir al infierno, porque es el Dios mismo'. Sobran comentarios.
Y lo que personalmente hace que esta vergüenza común me resulte aún más dolorosa, es que el pueblo guineano, uno de los más amables, hospitalarios y generosos que he conocido, haya sido, como cité al principio, parte integrante del estado español. La atropellada y negligente descolonización de Guinea Ecuatorial por parte de España en 1968, es el origen de la inadmisible situación que ahora sufren los guineanos y a la que hoy asistimos con absoluta indiferencia y desafecto.
Pero hay que recordar que los ecuatoguineanos no sólo siguen hablando en castellano, sino que muchas de sus costumbres, celebraciones y tradiciones siguen siendo las mismas que las nuestras. Sus hijos cantan las mismas canciones que cantan los nuestros en el colegio, sus bromas son las mismas, hasta sus palabrotas son las mismas que las nuestras. Son, por decirlo así, unos primos cercanos de los que nos hemos olvidado totalmente, una parte de nuestra familia de la que nos hemos desentendido, ajenos y a veces cómplices de un castigo que de ningún modo merecen.
Porque probablemente, mientras lee este mensaje, una anciana agonizando de malaria pide un médico que nunca llegará.
Un niño está preguntando dónde están sus padres desaparecidos.
Una mujer implora a Dios que la mate, mientras es violada y torturada salvajemente en una comisaría.
Y cada día, Guinea Ecuatorial se hunde un poco más en las tinieblas.
Cada día, nuestra ignorancia nos hace más culpables.
Cada día cuenta.
Alguien dijo una vez que 'Lo único que necesita el mal para triunfar, es que los hombres buenos no hagan nada'.
Quizá este sea un buen momento, para averiguar qué tipo de hombres y mujeres somos en realidad.
Y si te estás diciendo en este instante 'Pero bueno, ¿y yo que puedo hacer? Aquello está muy lejos'. Lo cierto es que, por desgracia, no vas mal encaminado.
Guinea Ecuatorial es víctima de la maldición del petróleo, y como puedes imaginar, estados como China, U.S.A. o Francia harán todo lo posible para mantener a Obiang en su poltrona y así garantizar un suministro fiable de crudo para sus compañías petroleras. Así que será muy difícil cambiar las cosas a corto plazo en la maltratada pero aún hermosa Guinea.
Y sin embargo, sí hay algo que podemos hacer por aquella gente: correr la voz.
Estos dictadores de opereta, sólo se mantienen gracias al desconocimiento que tiene el resto del mundo de las fechorías que cometen. Cuantos más de nosotros sepamos lo que sucede, y por qué sucede, más probabilidades hay de que un día quizá no muy lejano, seamos suficientes para decir basta. Cuando políticos propios y ajenos sientan vergüenza de tratar con asesinos como Obiang, o descubran que darse abrazos con dictadores que no respetan los más elementales derechos humanos tiene un costo político que sus votantes les van a hacer pagar, puede que las cosas cambien, y entre todos expulsemos de una vez por todas a esos demonios del paraíso
Pero esta carta es sólo el primer paso, ahora te toca a ti dar el siguiente ayudando a que llegue a la mayor cantidad posible de personas.
Si crees que esta lucha tiene sentido y deseas poner tu grano de arena, reenvía este mensaje a todos tus contactos.
Gracias por tu tiempo y tu ayuda.
 
FERNANDO GAMBOA
---
Info enviada por Julio Victorio Puzzillo

Luciana nos pide que la apoyemos con un voto



¡Hola! Tanto tiempo... Espero te encuentres muy bien.


Aquí me encuentro enviando uno de esos mails atípicos. Cuestión que Bosque de Luciérnagas, mi blog de cuentos y relatos cortos ( http://bosquedeluciernagas.blogspot.com/ ), es uno de los nominados en la categoría Mejor blog nacional de creación literaria en los II Premios Revista de Letras, en colaboración con LaVanguardia.es y Librerías Bertrand.

Compito con blogs de alucinante lectura así que esta candidatura se transformó en un premio en sí mismo... pero me vendría muy bien tu voto. Una vez publicados los nominados toca al público votar el blog que más le guste. Si te parece que Bosque de Luciérnagas (gracias!) merece tu voto, puedes votar en este enlace:  http://www.revistadeletras.net/votaciones/

¡Vaya subidón de adrenalina!

Cruzo los dedos y desde ya agradezco tu voto.

Luciana

¡Último momento! : La votación ya está cerrada. Gracias a todos los que participaron apoyando a nuestra amiga Luciana.

SOBRE "EL CLUB DE LOS MELANCÓLICOS" DE DELFINA ACOSTA

POR OSVALDO GONZÁLEZ REAL

El creador del sicoanálisis, Sigmund Freud, había dicho que la melancolía era un duelo por la pérdida del ser amado. Esto produciría una depresión (una especie de “enfermedad del alma”) que llevaría a la persona afectada hacia la ensoñación, a una tristeza – que según los escritores románticos – favorece la creatividad. De allí que algunos grandes poetas y novelistas hayan sido atacados por esa “dulce y voluptuosa” enfermedad. Como ejemplos notables tenemos a Poe y Baudelaire cuya obra ilustra lo afirmado anteriormente.

En el caso de los cuentos de Delfina encontramos varios de los síntomas característicos de la melancolía en muchos de sus personajes y en la atmósfera de pesadilla en que viven: alguna obra de Beethoven (para Elisa) ejecutada en el piano inglés de tres pedales, el pájaro solitario que canta, de pronto, en una rama, una mariposa llevada por un ejército de hormigas, el viento que arrastra hojas de otoño, son elementos que caracterizan su estilo. Justamente, el titulado como el libro en cuestión, es un verdadero “club” de desesperados que se reúnen para consolarse mutuamente y paliar su soledad mientras escuchan embelesados A mi manera de Frank Sinatra. Para ser miembro de esta extraña asociación hay que obedecer ciertas reglas como la de “concebir la vida como un disgusto, un desaire, un pensamiento triste que despeina”, en fin, intercambiar suspiros con los asmáticos y evitar a los felices. No se puede encarar el mundo en base a aspirinas y Alprazolán, expresa con voz cansada uno de los socios. La llovizna otoñal siempre acompaña la lectura de versos como “veinte poemas de amor…” de Neruda, etc.. Pero la melancolía es “una caja de Pandora” donde hay de todo, inclusive el amor. Y así se disgrega esta rara institución cuando una de las parejas decide casarse. Por otra parte, la heroína del “El contrato” lee Madame Bovary y especula con el suicidio de la mujer engañada. Otra, aparece en una conferencia, seduce a un joven y luego desaparece como un fantasma. Era un fantasma? O, simplemente la elucubración de una escritora que no sabe como terminar un cuento?

En fin, en la obra de Delfina Acosta podemos encontrar – como en su excelente poesía– un don especial para la introspección sicológica, un manejo del tiempo narrativo y la creación de situaciones límite, que crean suspenso, como en el cuento policial “Orquídeas para Clara”.

Los que decidieron ser esclavos - de Stella Maris Taboro


Aquel extraño hombre se acercó al palacio del emperador . Rodeado de colinas verdes, el silencio dominaba el lugar. Era sábado . Ese día sólo se abría la puerta para los amigos del rey. Pero aquel visitante ,que venía de una isla extraña, emergida después de un maremoto, insistió para que lo reciban. La corte murmuraba sospechando y el emperador no estaba dispuesto a escuchar las súplicas.


Entonces decepcionado , el hombre se marchó subiendo a la nao que era su casa y transporte . Su vida era de mar y viento.

Quiso impregnar con libertad al palacio , pero en esa cárcel , vivían prisionero no sólo el rey sino además sus sirvientes. Una prisión sutil , donde todo funcionaba como un reloj , un mundo donde todos estaban sujetos en torno al emperador.

El profundo foso que rodeaba al palacio era la marca más cruel de su encierro y el débil puente, escasamente se usaba para conectarse con el mundo.

El marinero quiso hallar el modo de convencer sobre vivir en libertad . Sólo conocía la que expresaban las gaviotas.

Pero, ¿Cómo hacer para que todos valoren y disfruten de la libertad?

El mar parecía que quería devorar la pequeña nave. Aunque , quien era marinero desde siempre, no temía.Y anduvo recorriendo todas las aguas saladas sin que halle la forma, el modo de enseñar a vivir libres como las aves.

Un día llegó a un puerto y vio a la gente discutiendo, enfrentados con miradas perversas. Se sorprendió con el zafiro de los ojos de una mujer que intentaba calmarlos. El rencor crecido, como filosos dientes y los aullidos escapados de gargantas, de pronto callaron. Fue como frenar a un potro desbocado.

El marinero intentó acercarse a la mujer de bella mirada, pero ella desapareció como mariposa entre la niebla. El hombre sintió que se le erizaba la piel ¿Qué extraño poder tenía ella que puso calmas, en esa telaraña humana? La vio como a un corazón surgido de los espejos del mar.

Después vinieron muchas albas , pero el marinero no las veía, sólo la imagen de los ojos de zafiro torturaban sus inquietudes . Hasta el sol estaba perturbado y se escondía detrás de los densos nubarrones.

Vio pájaros atravesando el cielo pero además , veía cadenas oprimiendo a la humanidad. La puerta de sus sueños se entornaban intentando cerrarse, pero siempre había una luna que con su plateada navaja la volvía a abrir.

A la multitud penetraría con mi voz ( pensaba el marinero). Si el mundo nació del amor ¿Por qué sería tan difícil el amor hacia sí mismo y hacia los demás demostrado en la libertad, en no esclavizar a nadie ? ¿O acaso había una humanidad sorda al canto de la libertad?

Y ocurrió una mañana,cuando en su nave, aparece la figura de aquella mujer y ella le confió sus pesares. Había logrado que el absolutismo del emperador cayera,vio nacer en los pueblos , aquello que llaman democracia, y es estrella polar difícil de alcanzar. Pero gran parte, de los pueblos, seguía sometido.

¿Cuál era ese sometimiento?

Entonces la mujer , que reveló su nombre: Libertad , dijo:

- la causa del sometimiento fue siempre el analfabetismo, pero hoy a ese problema se suma otro ,muy grave que favorece a algunos y perjudica a muchos.

- Hoy veo, dijo la mujer, un séquito obnubilado detrás de un dios de barro, un dios engañoso que todos siguen ciegamente. Han abandonado el poema de sus almas , están desposeídos de su razón,semejan un follaje seco arrastrado por el viento, no ven su entorno natural, no viven el día como manantial bendito,ni perciben a los otros. Cerraron su diálogo y siguen tras el poderoso y tentador dios de barro.

Muchos de ellos no son analfabetos , sin embargo van atrapados,enganchados como esclavos y lo peor es que no se dan cuenta. Es como si estuviesen ciegos y dominados sin saberlo. Lo peor es que pagan por estar esclavos. Ya ni discuten ni proponen cambios, vacíos de valores marchan y actúan como robots , tienen controlada sus conciencias: es la nueva esclavitud del consumismo.

Stella Maris Taboro

III Festival Mundial de Ecopoesia, 2011


Estimadas amigas y amigos, aun con la tristeza por la tragedia de Japón, les comunicamos que en el marco de actividades del III Festival Mundial de Ecopoesia, 2011 “ECOPOESIA; RAIZ Y VOZ DE LA TIERRA”, mil niños y niñas escribirán cada uno su poema al árbol y lo expondrá en la Plaza Mayor de nuestra ciudad.

Más información sobre esta actividad y todo el Festival la pueden apreciar en nuestro blog, en el siguiente enlace:
http://poetasuniva.espacioblog.com/post/2011/03/15/1000-poemas-al-arbol
Así mismo les comunicamos que los poetas izaremos nuevamente la Bandera de Tumbes en la clausura del evento.
Cordialmente.
POETAS UNIVA – Consejo Directivo.

Líricas Tatuagens - Efigênia Coutinho (Mallemont)


Em tua pele
gravei meus versos,
odes ao sonho
Inspirações;
de tons suaves
no pergaminho
da emoção.

Quisera
que em ti nunca
se apagassem
esses versos
fugidos do coração,
que eles te sigam
pela vida inteira,
indeléveis e puros,
testemunhos mudos
de uma eterna canção.

Efigênia Mallemont
Março 2000


Carmen Soler: La heroína que escribía versos - por Delfina Acosta



En una ocasión, Carmen, flor deshecha, moribunda casi, se cortó las venas de los brazos para no seguir siendo sometida a los crueles interrogatorios de los perros que olfateaban su sangre. De ese sitio de locura y muerte, la llevaron al Policlínico Policial, de donde la encerraron otra vez en un calabozo de “La Técnica”. Allí, cuenta su biografía, declaró una huelga de hambre por su libertad, que duró treinta días.


Aparece ahora un libro titulado Poesía reunidas. Con este volumen, muchos lectores que no tuvieron la oportunidad de conocer su obra poética, beberán de la fuente de sus versos que hablan de su incondicional entrega a una causa: la causa de su pueblo. Buscaba Carmen Soler, cuya figura es tan alta como la imagen de Violeta Parra, la chilena, o María Elena Walsh, la cantautora de Argentina, romper las cadenas de la dictadura stronista.

La colección “La mujer paraguaya en el Bicentenario” ha hecho posible la edición del material literario que estoy comentando. También aportaron lo suyo el Ateneo Cultural “Lidia Guanes” y la Secretaría de la Mujer. Publicó el texto la editorial Servilibro.

Son sus poesías un decir sincero, rotundo, con alas desplegadas hacia el éter. No hay en su poesía ornamentación ni artificios ni aquellos soplos superfluos con los que a veces, tantas veces, el poeta intenta engañar al lector poco avezado en las razones de Arte.

Su poesía, la poesía de Carmen Soler, o Carmen de América, es musicalidad, es afirmación de la vida ante el miedo, es lenguaje desgarrado y florecido al mismo tiempo. Su boca, que dice lo suyo, toca las fibras más íntimas del ser.

Escribe Augusto Roa Bastos, en la Revista Universidad, número 44, Santa Fe, 1960, unas palabras de rigor académico que pongo a consideración del lector:
“Últimamente ha surgido entre los nuevos la vigorosa personalidad de Carmen Soler. Ubicada en la línea social y popular inaugurada por Julio Correa, Carmen Soler representa por primera vez en la poesía paraguaya la irrupción de la mujer como poeta de combate. En sus poemas breves pero intensos, casi todos ellos en el ritmo del romance, se combina el acento popular con una rigurosa intuición poética, acaso bajo la influencia del cubano Nicolás Guillén, con quien se muestra emparentada espiritual e ideológicamente, más que formalmente”.
Qué sabias palabras las del maestro Augusto Roa Bastos, gloria del Paraguay, Premio Cervantes.

¿Por qué decía yo Carmen de América?

Cuando el lector acceda a las páginas de este libro, que contiene también poesías de amor y una buena cantidad de poemas inéditos, hallará que la autora, una itinerante perpetua, hacía suyas las vivencias, las genuinas expresiones de hombres y mujeres de los países a donde el viento del destino la llevaba.
Así, cantó a Nicaragua, a Chile, a Guatemala, a Haití, a Uruguay, a Cuba. Y cantó, y su canto fue acallado, muchas veces, pero fue corriendo bajo el agua y desplazándose por las raíces de los árboles. Luego, maduro ya, se hizo cómplice de la noche universal.

Su poesía amatoria es rotunda. Cuenta con bellas palabras el dolor y la alegría del amor que le zarandea de la piel y le clava una espinilla en el corazón, la misma espinilla que ella ha de lavar con la humedad, la saliva dulzona de su boca.

Su poesía social es excelente porque hace de la lucha contra la opresión la lámpara que habría de iluminar a muchos presos políticos encerrados en prisiones dantescas. Ella misma escribía bajo presión. Escribía sin saber qué pasaría con su existencia.

Y sus palabras eran la expresión más acabada de la fe en el triunfo de la causa, la causa comunista que abrazó, llagada, toda úlceras, codo a codo con otros infelices que dejaron sus vidas preciosas en las “pileteadas”. El dictador no sabía que Carmen, Carmen Soler de América, tenía una paciencia infinita y una confianza sui géneris. De hecho, en una carta, que el lector podrá apreciar, escribe a sus hermanos, su madre, su querida Metana y su amado Lui las siguientes líneas: “... Y desde este momento iniciaré de nuevo la huelga de hambre por el cese de todo tipo de torturas, la libertad de todos los presos políticos, mi libertad. Los dos primeros puntos, es para contribuir a la presión que están haciendo, aquí y afuera. Puede que consiga mi libertad y pueden que me dejen morir. El riesgo tengo que correrlo, como ya lo hice, lo volveré a hacer con la misma firmeza. Mi moral está alta y me siento fuerte y segura. Si muero, mi muerte será útil. Cuando estaba en el calabozo, ya muy debilitada físicamente, esa idea me sostenía. Sabía que mi decisión era justa, porque cuando a una persona se la coloca en la disyuntiva de tener que elegir entre la indignidad y la muerte, debe elegir la muerte y debe saber morir”.

Carmen Soler conoció muchos países, y vio el sufrimiento de su gente, y entendió que su herramienta de lucha podía ser la poesía. Su poesía no era panfletaria, ni mucho menos, pues era una poesía de vivencias, escrita a veces en los calabozos. Aquella vibración poética suya se alzaba por sobre la podredumbre de la realidad y buscaba el aire puro de la libertad soñada que daría, seguramente, más grandeza a sus versos.
Estaba hecha de ternura su obra.
Y de sangre.

Carmen Soler nació el 4 de agosto de 1924, en Asunción, y murió en el exilio, en Buenos Aires, el 19 de noviembre de 1985.
Su biografía es una historia de entradas a prisiones, torturas, destierros, pero también es un grito de triunfo, digno de ser imitado por todos los hombres y las mujeres del Paraguay.

Sala de torturas
A Esther Ballestrino,
detenida - desaparecida

Allí están sin amarras
los barcos infinitos.
Es un viaje extraño
en ese mar de gritos
espeso y sofocante
girando como ruedas
de un molinete brujo
en ese horror kafkiano
en ese absurdo obtuso.

Después llega el silencio.
Un silencio que plancha
el alma contra el piso.
Que allí todo es silencio
cuando todo no es grito.

Penas encimadas

Voy a decirlo de entrada
para el que quiera entender
son penas muy encimadas
el ser pobre y ser mujer.

Trabaja toda la vida
apenas para comer.
Tiene las penas del pobre
y más las de ser mujer.

La rica tiene derechos,
la pobre tiene deber.
Ya es mucho sufrir por pobre
y encima por ser mujer.

Está tan desamparada
y es madre y padre a la vez.
Derechos ni el de la queja,
por ser pobre y ser mujer.

Sobre su heroísmo de ayer.
En el papel la respetan.
Pero solo en el papel.

Y lo repito de nuevo
para el que quiera entender:
Son penas muy encimadas
el ser pobre y ser mujer.

Carmen Soler

PRIMO CRUEL - Cuento de Delfina Acosta

PRIMO CRUEL

CUENTO DE DELFINA ACOSTA

Cuando Narcisa Ibáñez enviudó, y luego de una breve enfermedad sus ojos asustados se cerraron, en una tarde en que un jilguero picoteaba nerviosamente los vidrios de la ventana de su habitación, Clementina, su hermana, supo que debía traer a sus sobrinos a vivir en su casa.

Eran mellizos de siete años, la niña con una cara que parecía robada de una muñeca pues sus pecas abundantes, sus bucles rubiáceos, sus ojos como botones azules, y su rubor encendido cual brasa, eran parecidos a la colección de juguetes “mami,mami”, que desde los escaparates conseguían que las niñas aplastaran sus narices, sus caritas enfermas de amor maternal contra los vidrios. El mellizo era ligeramente distinto a su hermana. Las pecas no cubrían su rostro.

Una pizca de bondad, propia todavía de una edad desconcertada, cruzaba su rostro, en especial, cuando parpadeaba. Ambos coincidían en las ganas de jugar sin fatigarse.

Manuela, de nueve años, sufría de alergia. El polvo de las cortinas, la cubertería de los aparadores, el hollín de los quinqués, los ácaros de las enciclopedias, la errante fragancia de las rosas que delineaban como una raya de tiza roja, dónde terminaba el jardín, y dónde comenzaban los hierbajos que rodeaban una pequeña naciente de agua, le hacían daño. Sin embargo, le gustaba ser la “enfermiza” de los tres, debido a una confusa idea de santidad que tenía sobre su persona desde la primera crisis de asma.

Clementina instaló a los mellizos Carolina y Juan, y a Manuela, en la habitación de Carlos, su único hijo.

Era el mes de agosto.

En el patio, junto a la muralla pintada con cal, un sauce cabeceaba sobre su silencio, pero su sombra, regada por migas de pan, parecía volar ruidosamente cuando los gorriones, una vez saciados, emprendían el vuelo hacia viejo alambrado de los postes del telégrafo.

Carlos sacó del armario, para dispersar la tristeza y la penosa desorientación de sus nuevos compañeros de cuarto, sus mariposas, las doncellas de la centaurea y las blancas del majuelo, clavadas en un cartón. No les contó que las cortejaba, celoso de su amor, primeramente, hasta que ellas entraban en confianza y caían en sus manos para ser llevadas entonces a su “sitio de trabajo”. O “el laboratorio” del altillo. Allí las contemplaba en la belleza de su sufrimiento, en su inútil pero valiente esfuerzo por recuperar su libertad atravesada por alfileres, mientras se preguntaba a sí mismo qué sería de grande. Nunca abogado, como su padre pretendió cierta vez cuando leyó una composición escolar suya “La inocencia de la criminalidad”. Acaso científico como el tío Miguel, quien cada vez que aparecía con su olor a formol por la casa, mortificaba a sus padres cuando contaba, víctima de su pasión, aquellas historias sobre las disecciones de batracios y de calamares, historias que a él le sumían en la necesidad de saber alguna página más, algún capítulo todavía oscuro o desconocido sobre el dolor. Lástima las vacilaciones, la vuelta a la cordura, el repentino respeto del hombre de ciencia a la mesa familiar donde los pocillos exhalaban sus vapores de té verde, que llevaban al tío a cambiar de conversación al tío y a él lo dejaban maldiciendo por dentro.

Un pájaro cantó tres veces. Luego guardó silencio.

Carlos, con el cartón de mariposas en las manos, esperaba exclamaciones y preguntas cruzadas de sus primos, pero ellos estaban muy cansados, y por otra parte, sólo entendían del sufrimiento las nalgadas que su madre les daba cuando no aprendían las lecciones de catecismo, de modo que su silencio se sumó al del ave.

Los mellizos se cruzaron miradas sombrías, pero luego, como si la cuerda del juego se hubiera activado mecánicamente en ellos, se reclinaron en un lecho cubierto por un edredón de plumones, y jugaron a piedra, papel y tijera. A veces era tan previsible que Juan sacaría la tijera, pero Carolina no caía en la intención, y le mostraba, con el rostro encendido, su puño cerrado, y así seguía esa ñoñería, que era una función obligada para Manuela. Después de un rato ella se hartó, y colocó en el piso la lámina con la casa en forma de hongo pintada con crayola marrón, y el camino rectilíneo que llevaba a la puerta cerrada, y las tres aves perdiéndose en el cielo mitad tormentoso y mitad soleado. A ratos volvía los ojos en dirección a Carlos, aguardando una actitud que equivaliera a un interés, y él se la daba, pero juraba vengarse cuando ella, complacida, sonreía.

El viento movía las hojas de los árboles callejeros. Agosto transcurría a paso de ciervo herido.

El primo hubiera querido que se largaran ya de su habitación, que se fueran a jugar con Toby, total ese perro pulgoso también tenía su diablo aparte, y no tanto porque giraba sobre la idea fija de querer morder su cola, sino porque además pasaba la pata y hacía otros fingimientos, pero allí estaban los mellizos, jugando ahora a ver quien reía más, mientras Manuela se las daba de víctima con su voz catarrosa cuando los llamaba a silencio.

- Chicos..., la tía se va a enojar, miren... - decía y traía una tos que no existía.

Ah... si lo dejaran solo, para mirar a gusto ese lejano punto verde en la colina, donde comenzaba un bosque en que la vegetación de cañas, cipreses, fresnos y árboles espinosos, cuyos troncos parecían querer desprenderse de su rebaño de hormigas rojas al caer el viento, se erguía desafiante. Ese bosque le daba de comer a él, Carlos alias “El lobo”, de sus propias manos.

Maldición de maldiciones, aquel sitio alimentaba su imaginación de implacable cazador de animales desde muy pequeño.

El bosque era peligroso, lo sabía. Pero iba día tras día a él, con sólo cerrar los ojos, y se sentía irremediablemente destinado a morir bajo las garras de un hermoso tigre salido de un telón verdoso del follaje, hasta que recuperaba el facón con mango de guampa caído sobre una piedra, y lo clavaba en el vientre, revolviendo sus vísceras.

Ahora los mellizos jugaban a pegarse, y Manuela les pedía que se quedaran quietos, que dejaran de gritar, pues no podía concentrarse en su arco iris.

- ¿Cuántos son los colores, primo?

- Siete - contestó Carlos, y nada más porque era una prima huérfana le pidió que le mostrara el dibujo.

- ¿Está quedando bien? Fíjate en el pasto...

- Pues sí, es muy bonito. Y las aguas... - contestó. Esas palabras alegraron a Manuela quien redobló el esfuerzo por acentuar el color rojo del arco y terminó rompiendo la crayola.

El día domingo se presentó gris.

El viejo Mariano Álvarez, que solía caer por la casa en ausencia de los “señores”, apareció a las diez de la mañana con su botella de vino bajo el brazo. Como sus pasos no eran firmes, Toby le gruñía. Estaba a punto “Catuflo” de dar una patada al animal, cuando apareció Adelfa, la cocinera, y lo llevó muy enojada hasta el comedor.

En algunas ocasiones, cuando estaba de buen humor, ella le preparaba un café rápido, y sentaba a escuchar sus historias.

Pero el viejo decidió contar, con la resignación de los que dicen sus secretos porque saben que van a morir, aquella verdad que desde hace tiempo deseaba que supiera Adelfa, por lo menos. Y ella, después de pedir perdón por sonarse las narices, juró ser toda oídos.

Y él dijo:

Veníamos caminando horas y horas. Éramos seis. Siete, contando con un pájaro negro, que venía saltando, de rama en rama, adelantándose a nuestros pasos. Se pasaba chistando el infeliz. Un sol abrasador nos sumía en vértigos y la sed nos devoraba como una rata enorme. Los árboles de troncos rugosos y resecos eran trajinados por hormigas rojas y el hormigueo en nuestras cabezas no nos dejaba pensar ni un segundo. Mario Vargas se sentó en la tierra, y nosotros hicimos lo mismo. Era el líder natural. Y cuando hizo girar una botella y el cuello de la misma apuntó hacia Horacio, entendimos de qué se trataba aquello, pero la verdad es que ya nos daba igual. Así fue como cada uno bebió un poco de la cantimplora, y Horacio, maldiciéndonos, nos advirtió que no llegaríamos lejos. Después de un instante de furia, nos rogó que le diéramos una ración, la mitad siquiera de la nuestra, pero ya no lo escuchamos, es decir, no quisimos escucharlo. Nos sentíamos miserables.

Yo tenía miedo de que la suerte no me acompañara en la próxima estación, cuando nos sentáramos a observar, temblando, a quién mandaría al infierno aquella botella vacía. Pero ya ves, aquí estoy. Y el pájaro negro...

Carlos, detrás de la puerta, se comía las uñas, oyendo.

Imaginó la escena y su corazón empezó a latir con fuerza.

Había barullo en la habitación de arriba.

Una bronca fingida de la hermana mayor, quien llamaba a la paz, encendió repentinamente su ira, y subiendo los escalones de dos en dos, se presentó ante ellos.

Los rayos del sol dominguero hacían que las más delicadas flores del jardín agacharan las cabezas. Un colibrí se entregaba al placer de libar con su trompa el néctar de las flores.

Los primos lo observaron durante un largo rato. Y él les dijo que estuvieran listos porque irían a dar un paseo. Sentía en su interior el llamado misterioso de una última aventura.

Cuando emprendieron la caminata en dirección al bosque Carlos sólo llevaba en su mochilla dos cantimploras con agua y una botella vacía.

Delfina Acosta
Asunción del Paraguay

Oito Anos Sem Gabriela - Tijuca - RJ - Brazil



No dia 26 de Março (sábado) realizaremos uma homenagem à Gabriela pela passagem do seu oitavo ano de falecimento.
Estaremos no local, onde ela foi vítima durante um assalto ao Metrô, colocando flores e expondo camisetas de outras vítimas da violência que perderam a vida para violência urbana.
Aqueles que tiveram familiares vitimados estão convidados a trazer e colocar em nosso varal as camisetas de seus entes queridos.
Caso não possa participar, mas queira expor a camiseta do seu ente vitimado, envie nos a camiseta que colocaremos em nosso varal.
Convidamos a todos que puderem comparecer para participarem dessa homenagem à Gabriela.

DIA: 26 de Março de 2011 (sábado)
LOCAL: Estação do Metrô de São Francisco Xavier (Largo da Segunda Feira) – Tijuca - RJ
HORÁRIO: 10:00h

Santiago – Pai de Gabriela
Movimento Gabriela Sou da Paz
http://www.gabrielasoudapaz.org/

Premio Internacional de Poesía Luys Santa Marina-Ciudad de Cieza

31 de marzo de 2011

Podrán participar en el Premio Internacional de Poesía Luys Santa Marina-Ciudad de Cieza todos los poetas que lo deseen, de cualquier nacionalidad, con un solo trabajo inédito en castellano, y que no haya sido premiado en otro certamen poético.

Mayor información:
edulopas1@hotmail.com


Conoce los servicios de Letralia para los escritores de habla hispana:
http://www.letralia.com/servicios/profesionales.htm

Concurso de Cuento Corto - Quintana Roo



Concurso de Cuento Corto como celebración del
Día Mundial del Libro y del Derecho de Autor
(Quintana Roo, México).
Cierre: 25 de marzo de 2011.
La Casa de la Cultura de Cancún ­Secretaría de Cultura del Estado de Quintana Roo­, la revista La Pluma del Ganso y el Taller de Creación Literaria Surgir, convocan a los escritores de Quintana Roo a participar en el Concurso de Cuento a realizarse en el mes de abril del año en curso.
El tema será libre, el cuento deberá ser inédito.
 
Mayor información: tabi.alonso@gmail.com

POEMA A MIS ESPOSOS - Poema de Delfina Acosta


Ay, mis esposos, todos mis esposos

se fueron a la mar, ayer, mañana.
Guardé sus blancas ropas, la fortuna
de pobres con que hicimos las moradas.
Viuda me quedé. Vestí de luto
y fui por pueblo esquivo saludada.
Un perro, la comida justa, un lecho
es todo cuanto tengo por cordura,
porque al romperse el viento de la noche,
los búhos al rezar y huir la lluvia,
qué loca voy diciendo por las calles
verdades, si vestida, mal desnuda.
La espina, ¿para qué? ¿Por qué las rosas?
Amor y desamor no dan descanso.
Pasar por esta vida y a esta hora,
se paga con hastío, si no espanto.

Delfina Acosta
Asunción del Paraguay

Ignacio Manuel Altamirano (1834-1893)



Escritor mexicano de ascendencia indígena, es la figura literaria más relevante de su tiempo.
Autor de Clemencia, considerada la primera novela moderna de México, Altamirano buscó la afirmación de los valores más mexicanos.

Nacido en Tixtla (Guerrero), recibió una beca instituida por Ignacio Ramírez, su discípulo y heredero, en el Instituto Literario de Toluca.
Vivió en Morelos, escenario de su novela costumbrista El Zarco (episodios de la vida mexicana en 1861-1863), y más tarde, ya en la ciudad de México, estudió leyes en el Colegio de San Juan de Letrán, donde continuó perfeccionando su vasta cultura.
Fue poeta, crítico, novelista, historiador y político. Se adhirió al movimiento liberal y, a su triunfo, fue nombrado diputado al Congreso de la Unión.
Como coronel, luchó contra el imperio de Maximiliano, experiencia que aprovecharía en su novela Clemencia (1869), la primera novela moderna mexicana escrita con propósitos estéticos.
En 1869, después del triunfo de la república, fundó y dirigió la revista literaria de mayor trascendencia en aquél momento, El Renacimiento, donde puso en marcha su credo: alcanzar un arte nacional que, sin desdecirse de su origen europeo, lograra una unidad formal y temática.
Ocupó diversos cargos públicos, además de ser nombrado cónsul general de México en España y representar a su país en varias reuniones internacionales.

por Adolfo Zúñiga García
http://www.monografias.com/cgi-bin/jump.cgi?ID=152747

Me mueve la buena fe - Una nota de Delfina Acosta


Me mueve la buena fe


A veces viene cayendo en el buzón de mi casa el llamado “último aviso”, que hace una picante relación con el atraso en el pago de la energía eléctrica, el agua, el teléfono. Cierto es que en numerosas ocasiones no llega el primer aviso, sino el último, vaya uno a saber por qué razón; lo más probable es que este despiste de comunicación se debe a la falta de coordinación, a la carencia de capacidad para cubrir un servicio tan básico y necesario como es la distribución de las facturas.


Escribo así, como en metáforas, para intentar llamar la atención de los escritores sobre un asunto que mucho les puede interesar: En un artículo pasado, que pertenece a no sé ya qué fecha, había yo dado aviso a los poetas y narradores del Paraguay, en torno a lo importante que sería para ellos contar con un blog en estos rápidos y expeditivos tiempos de Internet.

Un blog es un sitio donde el poeta, o el cuentista, puede subir los mejores poemas de su inspiración así como los cuentos que conforman una antología, o uno o dos o tres libros ya publicados.
El blog vendría a ser un certificado de existencia de tal o cual escritor dentro de este gran registro que se llama Internet.
Al blog se puede subir también la fotografía del autor, las tapas de los textos publicados y todo cuanto suma al perfil creativo. Si existe una biografía, o una reseña biográfica, pues se las sube, y ya está.

El hecho de que el escritor tenga un blog no garantiza su fama, ni mucho menos. El blog en sí es una herramienta para hacerse conocer, por lo menos, por aquellos lectores que buscan noticias literarias sobre este pedazo de tierra que se llama Paraguay. Paraguay y sus creadores merecen trascender las fronteras. La decisión de ir un poco más allá de nuestros límites territoriales se encuentra en nuestras manos. Los artistas tenemos que ser artífices de nuestro propio destino.

Quiero dejar constancia de que la “Antología Panamericana”, donde figuro, se concretó gracias a que el antólogo Stéfhane Chao halló un cuento mío en el Portal Cervantes Virtual.

En cuanto a la inserción de un cuento mío en la antología “Cuentos latinoamericanos”, publicada en Alemania, tal golpe de fortuna se dio pues una investigadora halló mi obra en algún punto de Internet. Era un punto girando en el espacio cósmico de la tecnología. Internet suma en la vida de los escritores.

Preste el lector atención a lo que le voy a contar.

Antes yo no creía en la computadora.
Me decía a mí misma que el contacto con la pluma y el papel tenía un valor sentimental demasiado determinante en mi creación literaria, para cambiarlo por otra herramienta.
Ahora, obviamente, enterada de la comodidad y de la facilidad del cambio, no puedo escribir tres palabras seguidas sin recurrir a las teclas de la computadora.


Hay escritores paraguayos que no tienen un mail.
¿Cómo puede ser eso?
El mail es tan indispensable en la vida de los artistas como lo es el celular.
Ojalá me hagan caso los escritores y suban sus obras a un blog. Y que se hagan de un mail.

Ya no insistiré sobre el tema por temor a resultar fastidiosa. Pero bien sé yo, y quienes me conocen, cuán grande es la buena fe que me mueve.

Delfina Acosta
Asunción del Paraguay
7 de Marzo de 2011

Un poema de Stella Maris Taboro

He creado un gran velero

que lo mueve la libertad
tiene su alma tan grande
que tú también puedes estar.

Lleva en su bandera un color universal
que no quiere fronteras, ni paises
solo un canto de todas las voces
y manos de la humanidad.

La melodía que lleva
tiene partituras de paz,
y cientos de palomas
convocan a la unidad.

STELLA MARIS TABORO

Los libros de Daniel Galatro

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