Hiroshima y Nagasaki
1 El Dios en su guarida
En un apartado rincón,una guarida, una gloria,una oficina ovalada
hombres en su oficio de ángeles proponen la solución de volver al polvo
y el dios de turno en la casa toma la imperial decisión.
Otros hombres en su oficio de demonios menores llevan el mensaje,el castigo,la vergüenza.
En un principio fueron dos círculos en un mapa,dibujados por la mano que trazó un destino de fuego azul. Hágase dijeron.
Luego la fiebre del sigilo,el cálculo y la premura.
Con las sinrazones de la guerra se justifican los dioses.
En la afiebrada tranquilidad de su potestad el dios guardó los mapas,ordenó papeles habló de nuevos proyectos, pasó la tarde en el cine,
mientras doce horas hacia el nuevo día, cuando era entrada la mañana, el gran pájaro de acero dejaba caer su huevo gordo.
Tanto poder y canallada para tan poca conciencia.
A tres horas del infierno sus querubines le dieron la noticia que él ya sabía:
La foto lo muestra sonriente.
2 Los pájaros en Hiroshima
De Hiroshima salían las golondrinas que anunciaban el verano en todo el mundo,ya no tendrán donde volver.
A la ocho quince de una mañana como todas, con sol, con nubes, con pájaros cantando,con niños en la escuela.Una mañana como ninguna con murmullos y silencios, con un aire de presagios, con repentina calma, del cielo vino un ruido de motor solitario,un fogonazo azul de entrada a los infiernos y un viento de mil caballos de fuerza, luego nada.
Tres círculos de muerte dejó la muerte. Los que murieron antes de saber que la muerte había llegado en un avión sin importancia.Los que murieron con la visión de carbón y ceniza y en sus cuerpos la brasa ardiente del uranio.Los que sobrevivieron muriendo cada día hasta morir sin otro recuerdo que ese instante.
La fuerza del odio estampó en la pared la sombra de una persona que sonrió por última vez cuando vio correr dos niños tras una mariposa.
De la ceniza y el dolor, de la herida abierta, de la noche del olvido la ciudad se fue restableciendo. Los nuevos dioses de occidente dijeron que todo había sido un mal sueño.
Hoy muchos no saben que los pájaros de Hiroshima tardaron dos eternidades en volver.
3 Amanece en Nagasaki
Son las ocho de la mañana, cuarenta y cinco minutos pasados, el tiempo se detiene,una explosión que en un segundo calienta el aire a cuatro mil grados.
Ya pasó una eternidad, un nuevo segundo aún no termina de pasar y vientos de rencor han arrasado lo que hace un instante era la ciudad. Nadie recordará por qué lado salió el sol ese día, pues ese día todo era sol quemante y fuego de caldera y humo en los ojos y cenizas donde un instante la vida y viento como lenguas de fuego y cuerpos en tierra y lamentos.
En menos tiempo que un segundo el río se detuvo, entre gritos que no se pronunciaron y golpes de cosas caídas que no se escucharon, se estremecieron sus aguas y siguió su curso con la pesada carga de cuerpos quemados.
De aquel ayer al hoy pasaron los años, creció la vida, el amor retornó a los parques y allá,los mismo de aquel entonces, hoy con otros rostros enfrentan la cuenta regresiva.
Desde Nagasaki se escuchan, a las ocho y cuarenta y cinco de la mañana, las voces de vida. Sesenta y cinco años después, en la oficina oval, sólo timbres de alarma y los estrépitos que anuncian la caída.
Tito Alvarado
AGENCIA DE COMUNICACION RODOLFO WALSH