Y vos,
estás sin saber donde estamos
qué colores tomamos, cuantos cielos cruzamos...
Tu aliento a fruta fresca, bocado reciente,
junto a esa apacible fatiga sin fin.
Un médano suave en el alba de mis ojos,
licor de tus labios.
envolviéndonos con ligereza,
y entremedio esa fragancia
fragancia al duende de la placidez,
Con esencia a fábula
Te robo y te vuelvo a robar,
Y vos sin saber si hoy te puedo o no amar
Te robo y te vuelvo a robar,
y tu indiferencia pespicaz ulterior a la mía
Te robo y te vuelvo a robar
y vos sin saber cuántas veces más.
Martín Sebastián Loyato
músico,
reside en Nueva York y en Buenos Aires
- de su libro "Helechos del alma"