quien derriba la noche con un grito y la tira a tus pies como un telón caído (…)
Madre: tampoco yo te veo,
porque ahora te cubren las sombras congeladas del menor tiempo y la mayor distancia,
y yo no sé buscarte,
acaso porque no supe aprender a perderte.
Pero aquí estoy, sobre mi pedestal partido por el rayo,
vuelta estatua de arena,
puñado de cenizas para que tú me inscribas la señal,
los signos con que habremos de volver a entendernos.
Aquí estoy, con los pies enredados por las raíces de mi sangre en duelo,
sin poder avanzar.
Búscame entonces tú, en medio de este bosque alucinado (…)
donde cada cristal de nieve es un fragmento de tu eternidad
y cada resplandor la lámpara que enciendes para que no me pierda (…).”
Olga Orozco
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Poeta argentina nacida Toay, La Pampa, en 1920.
Su infancia transcurrió en Bahía Blanca hasta los dieciséis años, cuando se trasladó con sus padres a Buenos Aires donde inició su carrera literaria.
Trabajó en el periodismo empleando varios seudónimos, dirigió algunas publicaciones literarias, hizo parte
de la generación «Tercera Vanguardia» de marcada tendencia surrealista, y basó su producción poética en la influencia que en ella ejercieran Rimbaud, Nerval, Baudelaire, Milosz y Rilke.
De su obra merecen destacarse las siguientes publicaciones: Las muertes en 1951, Los juegos peligrosos en 1962, Cantos a Berenice en 1977 y Con esta boca, en este mundo en 1994.
Falleció en 1999.
Tomada de la newletter de Monografías.com