La muerte es eterna sin ti.
Ricardo Muñoz
Tiempo reducido y helado de nuestras vidas invividas, que de vida vivida, ya sólo son aire extraviado en las fauces inexpresivas del pasado. Pasado del que de nosotros no queda ni siquiera el recuerdo...
Ricardo Muñoz
Tiempo reducido y helado de nuestras vidas invividas, que de vida vivida, ya sólo son aire extraviado en las fauces inexpresivas del pasado. Pasado del que de nosotros no queda ni siquiera el recuerdo...
Aún después de los sueños que ya nunca volveré a tener, sigo soñando contigo...
Sigo recordándote, sigo bebiendo de el recuerdo de esas tiernas caricias que dejaron de venir a verme, el día en que te vi morir...
Morías como un pájaro helado entre las paredes cerradas de tu jaula, morías de pena penando, en ausencia de la presencia de mi enternecida voz diciéndote "te quiero" en tu cálido y acogedor oído...
De tantas de nuestras noches de amor fue testigo presencial la luna llena, que miro al cielo ahora que la vida me ha abandonado y nunca más la he vuelto a ver brillar encima de mí...
Luna que no volverá, luna que ilumina sólo nuestras tumbas inertes, luna que llora el evento cruel que rompió las cadenas de nuestros sentimientos, una triste tarde del otoño...
Ahora todo está roto y nuestras almas ingrávidas sólo navegan por los mares de la muerte, perdidas y desorientadas, buscándose en la inmensidad de esta eternidad infeliz. Eternidad que es cada momento más eterna sin ti...
Nuestro castigo en la frontera de la muerte, fue aquello que nos aferraba tanto a la vida en un tiempo pasado: "amarnos"...
Ahora que la muerte nos ha separado, ahora que no florecerán nunca más los naranjos que dieron sombra a nuestros cuerpos cansados que se besaban pecaminosamente bajo el eterno sol del verano que estuviste a mi lado...
Ahora que no existen las lágrimas por ninguno de los dos y que sólo queda el lamento de anhelarnos eternamente en la helada y vacía eternidad en la que viviremos muriendo eternamente el uno sin el otro, mi amor...